¿Quién Soy?


Hola! Soy Camilo Troncoso, un apasionado viajero que ha explorado más de 55 países y vivido en tres de ellos con visas Work and Holiday. Desde joven, siempre he sentido una gran curiosidad por el mundo y sus culturas, lo que me llevó a soñar con recorrer cada rincón del planeta.

Nací en Santiago de Chile y, a mis 28 años, soy ingeniero civil industrial de profesión. Durante dos años, trabajé en mi carrera, pero sentía que algo faltaba. Mi verdadera pasión siempre ha sido viajar y descubrir nuevas culturas, así que decidí dejar atrás mi carrera estable para dedicarme a viajar full time.

Primero, me aventuré a la República Checa, donde viví en Praga y trabajé como anfitrión en el Hard Rock Cafe. Con los ahorros de este trabajo y gracias a voluntariados en hostales y casas, pude financiar mochilear por 20 países europeos e incluso Marruecos.

Después de Europa, pasé un año en Australia con una visa Work and Holiday. Viví en Brisbane, donde trabajé como cleaner en la Universidad de Queensland y como todo-terreno en una roadhouse en el outback australiano. Gracias a estos trabajos, ahorré suficiente dinero para continuar mis aventuras en el sudeste asiático, Japón y Corea, lugares que me cautivaron con sus paisajes exóticos y tradiciones milenarias.

Este año, he estado trabajando de manera remota, lo que me ha permitido explorar Canadá, Estados Unidos y México. Cada país me ha ofrecido experiencias únicas y enriquecedoras, y cada viaje ha cambiado mi perspectiva sobre la vida.

A través de mi blog y mis servicios de consultoría, quiero compartir contigo lo que he aprendido en mis aventuras. Mi objetivo es ayudarte a planificar tus propios viajes y descubrir la magia de explorar nuevos destinos. ¡Vamos a explorar el mundo juntos!

Mi vida con WH en República Checa

Praga, con sus construcciones milenarias y su ambiente de cuento de hadas, es una de las ciudades más bonitas de Europa. Durante mi tiempo allí, trabajé como recepcionista en el Charles Bridge Hostel, recibiendo a los huéspedes y proporcionándoles información sobre la ciudad. Además, fui anfitrión en el Hard Rock Cafe en la turística Old Town. Aunque no hablaba checo, mi inglés era suficiente para escoltar a los clientes hasta sus mesas y conversar con ellos. A pesar de que la gente local era algo fría, disfruté muchísimo gracias al ambiente multicultural del equipo y la simpatía de los turistas. La música y el ambiente del Hard Rock Cafe eran geniales; pasábamos el día bailando y disfrutando con algunos de mis compañeros de trabajo.

Una de las mejores cosas de vivir en Praga era la cerveza artesanal, considerada la mejor del mundo y sorprendentemente barata, ¡solo un dólar! Después del trabajo, solía explorar los bares underground y ocultos de la ciudad, lo cual se convirtió en parte de mi rutina. Esta experiencia en Praga no solo me permitió conocer una de las ciudades más mágicas de Europa, sino también aprender valiosas lecciones sobre la vida y la diversidad cultural.

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Aventura en Australia con WH: En el desierto

Durante mi estancia en Australia, viví en Brisbane y trabajé en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Queensland. Es curioso pensar que, unos años antes, yo era estudiante de ingeniería al otro lado del mundo y ahora estaba limpiando los baños de la misma facultad. Fue como estar en un universo paralelo, pero también una experiencia enriquecedora que me permitió reflexionar sobre mi propio camino.
Luego, me dirigí al norte de Queensland para trabajar en una roadhouse, un lugar que combina motel, restaurante y gasolinera, situado a 5 horas de Cairns en medio de la nada. Mi rol incluía hacer camas, ayudar en la cocina, atender el mostrador y servir a los clientes. Viví y trabajé allí durante un mes con otros cinco mochileros, y aunque fue una experiencia agridulce debido a algunos problemas con los managers, también me permitió conocer a compañeros de trabajo de diferentes partes del mundo.
Después de regresar a Brisbane, exploré algunos de los lugares más turísticos de Queensland, como la Gran Barrera de Coral. Más tarde, encontré trabajo en otra roadhouse, esta vez como el único trabajador mochilero a tiempo completo. Mi rol consistía en ayudar a una pareja de ancianos que eran los dueños del lugar, donde trabajé como cocinero y atendí el bar. La roadhouse se encontraba en Byrock, un pequeño pueblo de 50 personas, y la experiencia fue muy diferente. Estar en medio del desierto y trabajar hasta 70 horas a la semana me permitió ahorrar mucho dinero, ya que el alojamiento y la comida estaban cubiertos y no había mucho que hacer fuera del trabajo. Al finalizar, regresé a Sydney y me preparé para mi próximo destino en Asia.

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Aventuras en Norteamérica

En mi regreso a las Américas, decidí comenzar mi exploración por Norteamérica, adentrándome en las vibrantes ciudades de Canadá y Estados Unidos. En Canadá, exploré Vancouver y Toronto, maravillándome con las majestuosas Cataratas del Niágara, una de las maravillas naturales más impresionantes del continente. Luego, me dirigí a Estados Unidos, donde visité algunas de las ciudades más emblemáticas: Los Ángeles, con su glamour y playas; Nueva York, con su energía inigualable y cultura vibrante; Las Vegas, famosa por sus espectáculos y casinos; y Miami, con su ambiente tropical y vida nocturna animada.

Finalmente, mi aventura me llevó a México, un país que me conquistó por completo. Empecé en Jalisco, explorando Puerto Vallarta y Guadalajara, y continué por Guanajuato, San Miguel de Allende, Puebla y Ciudad de México. La calidez de la gente, la rica gastronomía y la animada vida nocturna de México hicieron que me enamorara perdidamente del país. Cada ciudad ofreció su propio encanto único, desde la histórica arquitectura colonial hasta las festividades vibrantes, haciendo de mi experiencia en México una de las más memorables de mi viaje.

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Mochileando por Europa


Con el dinero que pude ahorrar en Praga, exploré una amplia variedad de países europeos: España, Francia, Inglaterra, Escocia, Irlanda, Italia, Austria, Alemania, Estonia, Letonia, Finlandia, Suecia, Polonia, Hungría, Grecia, Montenegro, Croacia, Suiza, Portugal, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Mónaco, Vaticano y Rumania, además de Marruecos, Turquía, Emiratos Árabes e Israel.

Para optimizar mi itinerario y reducir costos, no solo aproveché las oportunidades de voluntariado, sino que también diseñé cuidadosamente mi ruta de viaje. Planifiqué las rutas a seguir, elegí medios de transporte económicos y seleccioné lugares estratégicos para dormir, como hostales, couchsurfing y otros alojamientos asequibles. En Estonia, trabajé en un lodge en medio de un hermoso bosque de 5 hectáreas, donde realicé tareas de mantenimiento, construcción, cocina y limpieza. Compartí esta experiencia con otros cuatro voluntarios y disfrutamos de paseos en bicicleta por el bosque y al lago. A lo largo de mi viaje, me moví principalmente solo, aunque en algunos tramos fui acompañado por amigos o por personas que conocí en el camino. Esta experiencia no solo me permitió descubrir la diversidad de Europa y del Medio Oriente, sino también conectar profundamente con diferentes culturas y personas a lo largo del camino.

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Explorando Asia

Con el dinero ahorrado en Australia, viajé por Asia, aprovechando que el cambio favorable hacía que mis recursos se estiraran aún más en esta región económica. Mi itinerario incluyó Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Camboya, Laos, Hong Kong, Filipinas, Japón, Corea e Indonesia. Cada destino ofreció una inmersión única en culturas vibrantes y sorprendentes. Con el dinero ahorrado en Australia, viajé por Asia, aprovechando que el cambio favorable hacía que mis recursos se estiraran aún más en esta región económica. Mi itinerario incluyó Malasia, Singapur, Tailandia, Vietnam, Camboya, Laos, Hong Kong, Filipinas, Japón, Corea e Indonesia. Cada destino ofreció una inmersión única en culturas vibrantes y sorprendentes.

La diversidad cultural y la riqueza de la región me dejaron sin aliento. Desde los templos dorados y las bulliciosas calles de Bangkok hasta las majestuosas montañas y campos de arroz del norte de Luzón en Filipinas, cada lugar tenía su propio encanto. En Vietnam, me asombré con la belleza de Ha Long Bay, mientras que en Japón, la mezcla de tradición y modernidad en ciudades como Tokio y Kioto me hizo sentir en un cuento de hadas futurista. En Corea, me cautivaron tanto los templos tranquilos como el ritmo urbano de Seúl. Y en Indonesia, disfruté de la vida en Bali, con sus playas exuberantes y cultura vibrante. En cada país, la comida exquisita y barata, la calidez de la gente y el costo accesible de la vida hicieron que mi experiencia fuera aún más enriquecedora. El cambio favorable me permitió disfrutar aún más de cada rincón de Asia, haciendo de este viaje una experiencia inolvidable. Sin duda, Asia me atrapó con su magia, y no dudaría en regresar una y otra vez a este lado del planeta.

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Conectando a través de imágenes

Explorar el mundo es más que solo viajar, es capturar momentos y compartir experiencias que inspiran y conectan. A continuación, encontrarás una selección de mis publicaciones de Instagram, donde cada imagen cuenta una historia de mis aventuras por el mundo. Disfruta de este vistazo a mi viaje a través de mis ojos y cámara.